Te observo lejana e inalcanzable y un suspiro perdido, que nació en lo más profundo de mis entrañas, se escapa de entre mis labios para perderse en el tiempo y vagar allí eternamente.
Mis ojos se cierran y apareces de repente, quimera que se evapora, como cada amanecer, cuando el nacimiento del día supone que te vuelva a perder.
Anhelo pegar mi pecho a tu espalda, proteger tu cuerpo con mis brazos y posar mis labios sobre tu nuca para regalarte en ese beso el corazón.
Sueño con tu mirada brillante y limpia que me llama e invita a perderme en tu cálida sonrisa. Nadie como tú ilumina mi alma y da sentido a mis días.
Rodeo tu cintura con cadenas de escarcha en un intento desesperado de que jamás te alejes de mí. Una rosa roja guiada por mi mano recorre cada milímetro de tu piel y respiro profundamente para impregnarme de tu aroma.
Acaricio el terciopelo de tus dunas y naufrago en altamar, a merced de las olas que exhala tu boca. Bebo del oasis que me ofrece tu cuerpo, que ahora es mío y lo conquisto para siempre.
En apenas un suspiro siento que amanece y mi imperio se desvanece como la escarcha derretida que ahora oxida las cadenas que te unieron a mí una vez.
Abriré los ojos y ya no estarás aquí. Tan solo me quedará una rosa roja que se marchitó entre las hojas de un libro y un collar grabado con la melodía de tu nombre….”alma cautiva”

Gracias, AlmaDesnuda. Viniendo de una artista como tú, es todo un halago.
Precioso. La ternura infinita que hay en sus palabras es muy hermosa..